Síndrome del impostor: ¿qué es y cómo puede afectarte laboralmente?

El concepto ‘síndrome del impostor’ hace referencia a un fenómeno psicológico que hace que una persona considere que no es suficientemente capaz, inteligente o, en general, buena, a pesar de que su rendimiento sea alto, consiga sus objetivos y tenga éxito. En otras palabras, este fenómeno hace que la persona en cuestión se sienta como una impostora, puesto que considera que no merece los logros que consigue mediante su trabajo y que, por lo tanto, está engañando a sus compañeros.

Una persona que sufre el síndrome del impostor considera que consigue sus objetivos y buenos resultados gracias a la suerte, en lugar de a sus propios esfuerzos y su trabajo. Por lo tanto, estas personas sienten inseguridad laboral y pueden considerar que no merecen el éxito que han alcanzado.

El síndrome del impostor afecta a muchas personas y estas no siempre son conscientes de que lo padecen, por lo que podrían no saber en qué consiste o qué impacto puede tener en su día a día.

De entre los síntomas principales del síndrome del impostor, es necesario destacar los siguientes:

• Un sentimiento de inseguridad en el trabajo y dudas acerca de las propias capacidades.

• Considerar que los logros y éxito alcanzados no son merecidos o que se han debido a la suerte, en lugar de al trabajo propio y al esfuerzo.

• Miedo de no cumplir con las expectativas establecidas.

• Nivel alto de autoexigencia y un sentimiento de decepción en caso de no alcanzar los objetivos propuestos.

• Miedo a que los demás consideren que la persona en cuestión es una impostora o que no es tan buena como para haber conseguido los objetivos que ha alcanzado.

• Ser muy perfeccionista.

• Sabotear el éxito de uno mismo, sin ser consciente de ello.

• Un sentimiento de agotamiento causado por la presión, el esfuerzo y la tensión que viven las personas que sufren el síndrome.

• Ansiedad, tristeza o insatisfacción relacionada con el trabajo.

Además de los síntomas, también es necesario conocer cuáles son las causas que pueden llevar a una persona a tener el síndrome del impostor. Estas son algunas de las más importantes:

• Una baja autoestima y problemas de seguridad en uno mismo. Algunas personas consideran que no son suficientemente buenas, incluso habiendo alcanzado importantes logros u obtenido muy buenos resultados en el pasado.

• El hecho de haber tenido un expediente o unos resultados académicos que no destacaban frente a los demás.

• Un sentimiento de inseguridad que puede estar causado por alguna experiencia del pasado, como un despido, por ejemplo.

• Haber recibido muchas críticas en el pasado.

• El hecho de haber crecido en un entorno familiar en el que se daba mucha importancia a los logros y en el que otras personas han conseguido objetivos importantes. En estos casos, la persona en cuestión podría sentir cierta presión por “estar a la altura”.

• Estereotipos de género o diferencias salariales.

• Ciertos cambios académicos o profesionales, como pueden ser, por ejemplo, el inicio de la universidad o un cambio de puesto de trabajo.

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El síndrome del impostor puede afectar a las personas en su día a día, a nivel personal, generando un sentimiento de inseguridad, miedo e incluso cierta culpa. La falta de confianza y el hecho de sentir que la persona en cuestión no es tan buena como los demás consideran puede llegar a causar ansiedad, frustración y dificultades para conciliar el sueño, entre otros.

Por otro lado, el síndrome del impostor también puede afectar al trabajo de las personas. La inseguridad que sienten estas personas puede llevarlas a no ser conscientes de su potencial o del valor de su trabajo, o a sentir que no están a la altura y que no merecen ascensos, por ejemplo. Todo esto puede causar, además, insatisfacción laboral y una disminución de la productividad de la persona en cuestión.

Las personas que padecen el síndrome del impostor, a menudo, consideran que no son suficientemente buenas o capaces, lo cual las puede llevar a trabajar más de la cuenta para sentir que justifican sus logros. Esto puede afectar al bienestar y la salud de estas personas, tanto a nivel físico como mental, y en algunos casos incluso puede llegar a ser causa de baja por estrés laboral.

En definitiva, el síndrome del impostor puede afectar de manera importante a las personas que lo padecen, tanto a nivel personal como profesional. Por lo tanto, es importante que los trabajadores conozcan cuáles son sus síntomas y cómo puede superarse, pero las empresas también deben ser conscientes de en qué consiste este fenómeno y cómo pueden detectarlo entre los miembros de la plantilla.

Existen diferentes hábitos que pueden ayudar a las personas que tienen el síndrome del impostor a superarlo. Estos son algunos ejemplos:

• Identifica el síndrome del impostor y los sentimientos que te está causando. Algunas personas consideran de gran utilidad llevar un diario en el que registran cómo se sienten cuando experimentan dudas.

• Utiliza un lenguaje positivo y rodéate de personas optimistas que te ayuden a ver los aspectos buenos en lugar de presentar quejas cuando hables de hacer algo nuevo o de tomar algún riesgo.

• Habla con los demás acerca de tus sentimientos y del síndrome del impostor. Se trata de un fenómeno que afecta a muchas personas, por lo que es probable que conozcas a alguien que, en algún momento, también se haya sentido así.

• No te compares con los demás y aprende a conocer tanto tus fortalezas como tus debilidades. Así, podrás ser más consciente de qué funciones, tareas o proyectos puedes realizar.

• Procura no ser perfeccionista y proponte objetivos que, aunque puedan ser ambiciosos, sean alcanzables.

• Reconoce y celebra tus logros.

• Acepta tus errores, puesto que estos te ayudarán a aprender y a desarrollar tus habilidades.

• El síndrome del impostor también se puede superar con ayuda psicológica.

Por otro lado, también hay ciertos hábitos que la dirección y los jefes de equipo de las empresas deberían tomar para ayudar a prevenir o superar el síndrome del impostor. Algunos ejemplos son: asegurarse de valorar y premiar el trabajo realizado por los empleados, proporcionar feedback en la empresa, garantizar una comunicación interna eficaz, fomentar la motivación laboral y crear planes de formación adaptados a las necesidades y capacidades de cada uno de los miembros del equipo.

Un ejemplo de caso en el que una persona podría vivir el síndrome del impostor es un estudiante que, a pesar de haber dedicado muchas horas a preparar los exámenes, en el momento de presentarse considera que no ha trabajado suficientemente duro y que, por lo tanto, no conseguirá, o no merece, una buena calificación.

Otro ejemplo es el caso de un jefe de departamento que, tras alcanzar los objetivos propuestos dentro de un periodo de tiempo establecido, considera que lo ha conseguido porque se trataba de una tarea sencilla o porque ha tenido suerte.

Algunos de los principales síntomas del síndrome del impostor son atribuir tus logros a factores externos, sentir mucha inseguridad o desconfianza frente a las propias habilidades o tener miedo a ser “descubierto” como un impostor por las demás personas. 

Sí, existen varios hábitos que pueden ayudar a las personas a superar el síndrome del impostor.

Algunos ejemplos de hábitos que pueden ayudar a solucionar el síndrome del impostor son: reconocer las propias emociones, utilizar un lenguaje positivo y centrar la atención en los hechos.