Dividir turnos de noche: ¿qué dice la normativa?

El trabajo por turnos es un sistema de organización laboral en el que los empleados ocupan de manera sucesiva los mismos puestos de trabajo según un cierto ritmo. Este puede ser continuo o discontinuo. Esto implica que prestan servicios en diferentes horas a lo largo de un período determinado de días o semanas. Suele darse en sectores como el sanitario, el de seguridad, el industrial o la hostelería, entre otros.

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Cuando el trabajo se hace de forma continua, los puestos deben estar cubiertos las 24 horas del día todos los días de la semana. En estos casos se suele requerir realizar tres turnos de trabajo: de mañana, tarde y noche. Por otro lado, el trabajo discontinuo se refiere a aquel que se interrumpe durante ciertas horas o días, como las noches o fines de semana, y normalmente involucra dos turnos. 

Según establece el artículo 36 del Estatuto de los Trabajadores (E.T), el turno de noche es aquél comprendido entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Se considera que el empleado realiza un trabajo nocturno cuando realiza por la noche al menos 3 horas de la duración de su jornada diaria. Si se estima que al año va a trabajar por la noche al menos un tercio de su jornada laboral diaria, también será trabajador nocturno.

Cuando un empleado tiene turno de noche, no puede superar las 8 horas al día de promedio, calculado sobre una base de 15 días. Además, tampoco pueden realizar horas extraordinarias ni permanecer más de 2 semanas consecutivas en el turno de noche. Por otro lado, los menores de 18 años no pueden realizar estos tipos de turnos.

La retribución en estos casos suele ser superior a la de las jornadas ordinarias y vendrá determinada por la negociación colectiva, a menos que se compense por descansos.  

Sí, es posible dividir turnos de noche; algo a lo que también se conoce como “partir la noche”. Por ejemplo, si un trabajador comienza su jornada a las 10 de la noche, para a las 2 de la mañana y retoma su trabajo de 4 a 8 de la mañana, estaría dividiendo el turno de noche. 

La única condición para estos casos es que no se supere el máximo legal establecido para los trabajadores nocturnos que es de 8 horas de trabajo al día. Es decir, mientras el empleado se mantenga en ese límite, sí puede dividir turnos de noche.

Hay que tener en cuenta que existen algunas excepciones a este máximo legal. Por un lado, si el trabajador realiza más horas, se contabilizarán como extraordinarias. Por otro, algunos sectores gozan de una ampliación de jornada. Por ejemplo en el de comercio u hostelería, en los que se trabaja a turnos, los de transportes y trabajo en el mar o el campo. 

En estos casos, los periodos de descanso tras realizar jornadas de trabajo ampliadas, suelen ser mayores para que el trabajador pueda recuperarse y se garanticen unas condiciones laborales saludables.  

Dividir turnos de noche tiene una serie de ventajas y desventajas que es recomendable tener presente para optar por la mejor forma de distribuir la carga de trabajo. A continuación detallamos los beneficios e inconvenientes de esta división:

Entre las ventajas de partir la noche, encontramos las siguientes:

• Prevenir la fatiga y el estrés: fraccionar el turno nocturno puede ayudar a mitigar algunos de los efectos negativos asociados con el trabajo prolongado durante la noche, como la fatiga y el estrés. 

• Mayor flexibilidad: partir el turno de noche permite a los empleados tener más flexibilidad laboral dentro de sus horarios de trabajo. Esto podría facilitar una mejor gestión del tiempo personal y laboral, permitiendo a los trabajadores atender necesidades personales o familiares con mayor facilidad.

• Mejor rendimiento laboral: los turnos más cortos de trabajo nocturno puede dar lugar a un aumento de la concentración y la productividad; los empleados son menos propensos a experimentar el cansancio extremo que puede ocurrir hacia el final de un turno nocturno largo.

• Mayor adaptación al trabajo nocturno: la división del turno de noche, sobre todo cuando se trabaja de noche por primera vez, facilita una mejor adaptación a esta modalidad de trabajo.

• Optimización de los recursos: según el tipo de organización, dividir los turnos de noche puede permitir una asignación más eficiente de personal según las necesidades operativas, y optimizar así los recursos disponibles durante la noche.

Partir la noche, sobre todo cuando no se realiza de forma adecuada, puede tener una serie de inconvenientes, entre los que destacan los siguientes:

• Desafíos en la coordinación: la división de los turnos nocturnos puede complicar la coordinación y el traspaso de tareas entre empleados, aumentando el riesgo de errores o de falta de continuidad en las operaciones.

• Aumento en los costes de gestión: administrar turnos divididos puede requerir más esfuerzo y recursos en la programación y supervisión, elevando los costes operativos para la empresa.

• Impacto en la cohesión del equipo: sobre todo cuando los turnos de noche se dividen de manera arbitraria, se puede mermar la cohesión y la dinámica de los equipos y afectar a la colaboración entre compañeros.

• Posibles problemas legales y de cumplimiento: dividir los turnos nocturnos implica algunos desafíos legales relacionados con el límite máximo de horas que los empleados pueden hacer; los descansos laborales obligatorios y las compensaciones por trabajo nocturno.

• Dificultades de conciliación: aunque la división de turnos ofrece cierta flexibilidad, también puede dar lugar a dificultades para establecer una rutina de trabajo estable y afectar al equilibrio entre la conciliación de la vida laboral y familiar.

• Problemas de salud y bienestar: realizar turnos de trabajo más cortos, pero en un espacio de tiempo más prolongado, puede afectar a los ciclos del sueño y al bienestar de los empleados, sobre todo si los horarios varían significativamente de una noche a otra.

En definitiva, las organizaciones, junto con los agentes sociales, deben valorar si apuestan por dividir los turnos de noche en función de las necesidades de la producción o si conviene que se realicen de forma continua. En cualquier caso, siempre se debe tener en cuenta lo dispuesto en la normativa para respetar los descansos en la jornada laboral y entre distintos días de trabajo, así como el bienestar laboral de los empleados. 

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Uno de los mecanismos implementados para garantizar que se gestiona de manera adecuada el trabajo a turnos y por consiguiente el nocturno, es el registro de la jornada laboral. Desde 2019 y a través del Real Decreto-ley 8/2019, de 8 de marzo, todas las empresas deben poner a disposición de sus empleados sistemas de fichaje que garanticen un seguimiento adecuado.

De esta forma y además de cumplir con la normativa, se previene que puedan producirse sobrecargas o una distribución de los horarios de trabajo poco equitativa; algo especialmente relevante cuando se trata del trabajo por la noche en el que las empresas deben hacer un seguimiento exhaustivo de cómo puede afectar a su salud. 

Para ello, un software de control horario, da la opción a los empleados de fichar sus horas de trabajo de forma sencilla, presencial o desde cualquier dispositivo, incluso su teléfono móvil. Los responsables de RR.HH., pueden analizar el histórico de registros y organizar los turnos de trabajo en consecuencia. 

Además, una solución integral de estas características, también permite gestionar las ausencias y evaluar si se están produciendo bajas como consecuencia de una errónea distribución del tiempo. Prueba nuestro software gratuitamente durante 14 días ¡y optimiza todos los procesos de RR.HH.!