Bajo rendimiento laboral: estrategias para detectarlo y combatirlo

El rendimiento laboral es el tiempo y la calidad del trabajo que realiza un empleado si cumple con sus responsabilidades y objetivos dentro de la empresa. Para medir el rendimiento laboral hay tres factores importantes: los resultados obtenidos, los recursos que se han empleado y los métodos que se han utilizado. 

Tener bajo rendimiento laboral significa que un trabajador no está cumpliendo con las expectativas o los estándares de desempeño establecidos para su puesto de trabajo.

Cuando un empleado tiene bajo rendimiento laboral, es importante que la empresa identifique la causa del problema y tome medidas para solucionarlo.

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El bajo rendimiento puede tener varias causas y se puede manifestar de diversas formas: desde no cumplir con las obligaciones laborales hasta tener una actitud negativa. 

• No completar las tareas asignadas o entregarlas incompletas o con errores frecuentes.

• No cumplir con los plazos establecidos.

• Requerir supervisión constante para completar las tareas.

• Producir menos trabajo del esperado o no alcanzar los objetivos de rendimiento.

• No utilizar las herramientas o recursos de forma eficiente.

• Cometer errores en el trabajo o producir resultados de baja calidad.

• No seguir los procedimientos correctos.

• No tomar la iniciativa o no mostrar interés en aprender nuevas habilidades.

• Llegar tarde al trabajo o faltar con frecuencia sin justificar (absentismo). 

• Tener una alta tasa de presentismo.

• Quite quitting.

• Tener una actitud negativa o desmotivada.

• No ser un buen compañero de equipo.

• Mostrar falta de respeto hacia los compañeros o superiores.

• No comunicarse de forma efectiva con los compañeros, superiores o clientes.

• No ser capaz de organizar el trabajo de forma eficiente.

• No estar comprometido con el empleo o la empresa.

A nivel grupal, un alto nivel de fluctuación laboral también podría ser síntoma y un ejemplo que muestre el inicio de un bajo rendimiento, que podría ser incluso generalizado.

Las causas que producen un bajo rendimiento en el trabajo pueden ir desde la falta de conocimientos hasta problemas de salud. 

• El trabajador no tiene las habilidades o conocimientos necesarios para realizar su trabajo adecuadamente. Los motivos pueden ser diversos, como la falta de formación, de experiencia o la necesidad de una actualización. 

• Falta de motivación para hacer su trabajo correctamente. Esto puede deberse a una falta de interés en el trabajo. También a una mala relación con el supervisor o los compañeros. 

• Problemas personales que están afectando a su desempeño laboral. Estos problemas pueden ser de tipo familiar, económico, de salud o de cualquier otra índole.

• El clima laboral es negativo y está afectando a la productividad del trabajador. Suele darse cuando no existe comunicación, no se cuenta con los recursos necesarios o hay sobrecarga de trabajo. 

• No existe una persona que ejecute como debe su posición como líder. Entre las causas se encuentran la falta de experiencia, de habilidades para ejercer el liderazgo o a una falta de comunicación con el trabajador.

• El trabajador no siente que su trabajo sea reconocido o valorado. Las causas también son variadas: desde la falta de comunicación hasta la falta de oportunidades de desarrollo profesional, lo que genera insatisfacción laboral.

• El empleado tiene demasiada carga de trabajo y no puede cumplir con todas sus responsabilidades. Normalmente, se debe a la falta de personal o mala planificación. 

• El trabajador está experimentando problemas de salud que están afectando a su desempeño laboral. Pueden ser tanto físicos como mentales.

• Existe una falta de comunicación entre el trabajador y el líder. Esto puede generar malentendidos. 

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Es importante identificar la causa del bajo rendimiento y tomar las medidas necesarias para abordarlo de manera efectiva. Puedes seguir los siguientes pasos para su detección:

Define claramente los objetivos y expectativas para cada puesto de trabajo. Asegúrate de que los empleados comprendan sus responsabilidades y entiendan cómo se medirá su desempeño. Es muy importante que sean objetivos con principios SMART: medibles y alcanzables.

Implementa un sistema de evaluación del desempeño que te permita medir el rendimiento de tus empleados de manera objetiva y regular. Para ello, utiliza diferentes métodos de evaluación, como entrevistas, autoevaluaciones, evaluaciones por pares, evaluaciones por parte del supervisor y evaluaciones 360.

Sigue de cerca el progreso de tus empleados y observa si hay cambios en su rendimiento.

Presta atención a indicadores como la productividad, la calidad del trabajo, la asistencia, la puntualidad y el comportamiento.

Pide a los clientes y compañeros de trabajo que den su opinión sobre el desempeño de los empleados. Esta información puede ayudarte a identificar áreas de mejora que no se habían detectado anteriormente. Este tipo de conversaciones deben realizarse desde la empatía y con una intención de ayudar. En ningún caso se trata de obtener información crítica de terceros para usarla en contra del empleado con un supuesto bajo rendimiento.

Como mencionamos antes, presta atención a las siguientes señales que pueden indicar un bajo rendimiento:

• Disminución de la productividad.

• Aumento de errores.

• Falta de iniciativa.

• Dificultad para cumplir con los plazos.

• Quejas de los clientes o compañeros.

• Cambios en el comportamiento.

Gestionar a empleados con bajo rendimiento laboral tiene la finalidad de ayudarles a mejorar. Para ello, hay que tener comprensión y dedicarle tiempo al proceso. Los pasos a seguir para conseguirlo constan de:

Lo primero es analizar el desempeño del empleado. Revisa sus evaluaciones de desempeño, historial de trabajo, productividad y calidad del trabajo. 

Tras ello, habla con el empleado en privado para discutir su desempeño y comprender su perspectiva. En ocasiones, se deberá a factores internos. Otras veces será por externos, como problemas personales o dificultades en el trabajo.

Define objetivos claros y medibles para mejorar el desempeño del empleado. Es importante ofrecer al empleado la formación, el apoyo y los recursos necesarios para alcanzar sus objetivos.

Para conocer el avance, reúnete con el empleado con frecuencia para evaluar su progreso y realizar ajustes en el plan de acción si es necesario.

Debes mantener una comunicación clara y honesta con el empleado e informarle sobre las expectativas y las consecuencias de su desempeño.

En una buena comunicación también hay que escuchar sus inquietudes y trabajar juntos para encontrar soluciones. Crea para ello un espacio donde el empleado se sienta cómodo para hablar sobre sus dificultades y buscar ayuda.

Si el bajo rendimiento se debe a una falta de habilidades o aptitudes para el puesto actual, se puede considerar reasignar al empleado a otras tareas que se ajusten mejor a sus capacidades.

Ofrece al empleado oportunidades de formación para desarrollar las habilidades y conocimientos necesarios para mejorar su desempeño.

Si el bajo rendimiento no mejora a pesar de las medidas tomadas, se puede ayudar al empleado a encontrar otro trabajo que se ajuste mejor a sus capacidades e intereses.

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Personio es un software de Recursos Humanos que facilita la gestión del bajo rendimiento laboral de manera eficiente, profesional y legal.

Por un lado, facilita la recopilación y análisis de datos. Ayuda a crear y llevar a cabo evaluaciones de desempeño personalizadas para examinar el rendimiento de los empleados de manera objetiva. 

Con Personio, también se pueden crear planes de desarrollo personalizados, para ayudar a los empleados a mejorar sus habilidades y alcanzar sus objetivos. En este sentido, es especialmente útil el módulo de gestión de formación.

Además, permite almacenar y organizar de forma segura los documentos relacionados con el rendimiento de los empleados. 

También es posible registrar y obtener estadísticas de ausencias, que podría ser un indicador de bajo rendimiento, así como los motivos de las mismas. Por ejemplo, si ha sido por estrés, otros aspectos de la psicología, enfermedad común, …

Un empleado con bajo rendimiento puede mejorar su desempeño. Con el apoyo adecuado, la mayoría de las personas pueden superar sus dificultades y alcanzar sus objetivos. 

De lograrlo, el employer branding de la organización se enriquece: mostramos preocupación por nuestros empleados y, además, confirmamos los buenos resultados de una implicación de la organización sobre problemas que puedan tener sus profesionales.

Se pueden utilizar diversas herramientas para evaluar el rendimiento laboral. La elección de cada una de ellas depende de las necesidades específicas de cada empresa. No obstante, las herramientas más utilizadas son:

• Evaluaciones de desempeño.

• Seguimiento del progreso.

• Recopilación de feedback.

• Software especializado.

En algunos casos sí se puede despedir a un trabajador por tener bajo rendimiento. Se trata de un tipo de despido disciplinario, por lo que la empresa debe tener pruebas suficientes para justificarlo.

• El bajo rendimiento debe ser continuo y voluntario, es decir, no debe ser causado por factores externos o ajenos al trabajador.

• La empresa debe tener estándares de rendimiento claros y objetivos que sean conocidos por el trabajador.

• La empresa debe haber comunicado al trabajador su bajo rendimiento y haberle dado oportunidades para mejorarlo.

• El despido por bajo rendimiento debe seguir el procedimiento legal establecido en el Estatuto de los Trabajadores.